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La Medina de Marrakech
Rodeada por una extensa muralla, la medina es el centro histórico y turístico de Marrakech, donde se concentran sus principales atractivos
Las murallas al atardecer con las cumbres del Atlas al fondo
Con la palabra medina se designa en los paises de influencia árabe a la parte más antigua de una ciudad, aunque hasta la aparición de los barrios modernos en la periferia la medina constituía la ciudad en sí misma.
La medina de Marrakech fue en sus orígenes campamento militar y mercado. En el siglo XII fue necesaria la construcción de una Kasbah (fortificación amurallada) para defenderse de ataques externos. El trazado de la muralla fue modificado y ampliado varias veces por las sucesivas dinastías gobernantes hasta el definitivo que vemos actualmente.
La medina de Marrakech es la más extensa de todo Marruecos, con sus 600 hectáreas, y la muralla que la rodea mide 19 kilómetros de longitud, entre 8 y 10 metros de altura y un espesor que varía entre 1,60 y 2 metros. Por ser la piedra muy escasa en la región, se utilizó una especie de arcilla rojiza que el sol hace variar en tonalidades según el momento del día y que le dio a Marrakech su apodo de Ciudad Roja.
En sus orígenes la medina amurallada, respondiendo a su función defensiva, no contaba con la cantidad de puertas (bab) que vemos hoy y que la conectan a la Ciudad Nueva. Entre las más antiguas se encuentran dos bellos ejemplos de arquitectura almohade que resistieron el paso de los siglos: Bab er Robb y Bab Agnaou; ésta última forma parte de los restos de la antigua Kasbah. Otras puertas que destacan por su monumentalidad son Bab Doukala, Bab Aghmat y Bab Aylen. Algunas llevan nombres de tribus, otras tienen nombres que evocan actividades artesanales. En total son 22 las puertas que comunican a la medina con Gueliz e Hivernage.
Qué ver en la medina
Dentro de la medina se encuentran la mayor parte de las atracciones turísticas de Marrakech:
- La céntrica Plaza Djemaa el Fna, considerada Patrimonio Oral de la Humanidad, puede tomarse como punto de partida para todos los recorridos.
- El gran zoco de Marrakech, que sigue siendo, como desde hace cientos de años, un gran centro comercial, y el zoco de curtidores de cuero, con sus técnicas ancestrales de tratamiento de las pieles.
- Los museos de la ciudad: el Museo de Marrakech, el Museo Dar Si Said y la pequeña Casa Tiskiwin, todos dedicados al arte tradicional marroquí.
- Edificios remarcables, como el Palacio Real, residencia oficial del rey de Marruecos cuando visita la ciudad (no está abierto al público), el deslumbrante Palacio de la Bahia y la Medersa Ben Youssef con su mezquita, que fuera la escuela coránica más importante del Maghreb.
- La emblemática mezquita Kutubia, con su minarete de 70 metros, que destaca entre los más de 300 minaretes de mezquitas de la medina.
- Las refinadas tumbas saadíes, con sus mausoleos exquisitamente decorados.
Otras atracciones incluyen las ruinas del Palacio Badi y la qubba almorávide, una preciosa fuente con varios siglos de antigüedad.
Las laberínticas calles de la medina a menudo esconden tras los muros desnudos confortables residencias en torno a cuidados jardines: son los típicos riads, normalmente convertidos en hoteles, que ofrecen una opción más "tradicional" para hospedarse que los lujosos hoteles de las afueras. Y hablando de lujo, el Hotel La Mamounia, considerado entre los más distinguidos hoteles del mundo, también se encuentra en la medina de Marrakech, aunque actualmente está cerrado por trabajos de restauración y se espera que abrirá sus puertas a fines del 2008.
Qué ver en Marrakech:
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