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Tintoreros y curtidores de pieles
La lana y el cuero, dos materiales básicos utilizados en el zoco desde siempre y cuya preparación sigue todavía hoy técnicas ancestrales.
Aunque son cada vez menos quienes practican las antiguas técnicas, lo cual es lamentable en el sentido de que se pierden poco a poco ciertas tradiciones que hablan de la historia de una ciudad y un país, aún es posible ver cómo preparan las lanas y los cueros siguiendo los mismos procedimientos que hace siglos. Está claro que puede parecernos primitivo y hasta inhumano en esta era industrial que todavía se trabaje de esta forma, pero esos fueron los procedimientos utilizados desde tiempos remotos y forman parte del acervo histórico y cultural.
Es bien conocida la fama de los tapices y alfombras tradicionales marroquíes, con sus colores tan característicos. Y es cierto que la calidad depende de las habilidades del tejedor, pero... y los colores? Los vivos colores son responsabilidad de los tintoreros, quienes pasan el día entero junto a enormes cubetas con agua caliente pigmentada donde sumergen la lana para teñirla. Utilizando amanda para lograr el verde, azafrán para el amarillo, amapola para el rojo y otros productos naturales para los demás colores, cada día tiñen de un color diferente. Después las lanas son colgadas para el secado y están listas para que los artesanos tejedores confeccionen los bonitos tapices tradicionales de Marruecos.
Pero el trabajo de los tintoreros no es el más penoso; en el barrio de los curtidores de cueros, en la zona este de la medina de Marrakech, las técnicas son aún más arduas.
Las pieles a tratar (de vaca, cabra, oveja o camello) se mantienen en cubas de piedra con cal durante cierto tiempo para quitarles el pelo. Luego se lavan y sumergen varias semanas en un compuesto especial de orina mezclada con excremento de paloma, proceso que ayudado por decenas de jóvenes de pies desnudos pisoteándolas dentro de las cubas permite ablandar las pieles...
Hay que advertir que la zona está impregnada permanentemente de un olor nauseabundo casi insoportable. Para quitarles el fuerte olor, las pieles se lavan y sumergen en baños aromatizados con cortezas y flores, pero hay que prestar atención al momento de comprar; más de un turista inadvertido adquirió un bonito bolso de cuero marroquí que después no pudo utilizar por el fuerte olor que despedía... Para concluir el proceso, las pieles son puestas a secar y estarán listas para que los artesanos las transformen en bolsos, calzados y otros artículos.
Qué ver en Marrakech:
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