Avenida de Mayo
La Avenida de Mayo es el eje que une dos obras monumentales en el centro porteño: La Casa Rosada y el Congreso Nacional.
Desde la Plaza de Mayo hasta la Plaza de los Dos Congresos se extiende la Avenida de Mayo.
Esta avenida de 10 cuadras de longitud y 30 metros de ancho tenía precisamente como finalidad establecer un eje que conectara las instituciones más importantes del país: la Casa Rosada y el Congreso de la Nación, lo que confiere a ambos edificios una perspectiva monumental.
Su construcción comenzó en 1894 y coincidió con un período de gran prosperidad económica.
La avenida, bordeada de plátanos, con amplias veredas pobladas de mesas de café y edificios refinados sería el reflejo de una ciudad pujante. Trabajaron en ella cientos de arquitectos, albañiles, herreros y artesanos para dar a la avenida un aire netamente parisino. Así, en el término de 10 años, la avenida fue el centro que congregaba la más alta élite porteña y se pobló de edificios distinguidos, de hoteles de categoría, teatros y cafés, entre ellos el Café Tortoni, el más antiguo de Buenos Aires, famoso porque en él se reunían intelectuales, escritores y artistas de renombre.
En esta avenida se instaló además el primer ascensor de la ciudad y también tuvieron su sede los diarios y periódicos de mayor circulación: La Prensa, El Diario, El Argentino, El País, La Epoca y, más adelante, el diario Crítica.
Si bien la Avenida de Mayo fue, en cierto modo, francesa en cuanto a su concepción estética, fue la colectividad española que se adueñó de ella, y aún hoy persiste el espíritu español en sus bares, restaurantes y hoteles.
Por su caracter de eje conector de las dos instituciones más importantes del país, la Avenida de Mayo fue y es aún escenario de manifestaciones populares y marchas de protesta, pero también es punto de encuentro en momentos de festividad.
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