En uno de los tantos bares de esta la calle cantó por primera vez Carlos Gardel.
La Calle Corrientes es el escenario de la vida cultural y recreativa de los porteños. Calificada como "la calle que nunca duerme", la actividad es incesante durante todo el día y hasta altas horas de la noche.
En ella se encuentran gran cantidad de salas de cine y teatros que renuevan constantemente sus espectáculos. Entre ellos podemos destacar al Teatro General San Martín, el más grande teatro público del país, el Gran Rex, el Teatro Opera, el Metropolitan, el Nacional.
Otra característica de la calle Corrientes son sus numerosas librerías. Libros y revistas de todo tipo, nuevos, usados, la mayor parte a buen precio, es posible encontrar en cualquiera de ellas, e incluso se puede leer un libro completo sin que el vendedor se preocupe de ello.
La esencia de Buenos Aires, el "ser" porteño, palpita en la calle Corrientes. En los innumerables bares y cafés que poblaron la avenida - La Giralda, Los Pinos, La Richmond, entre tantos otros- importantes políticos, escritores, periodistas, músicos y actores se reunían, envueltos en interminables discusiones sobre los temas más diversos. Fue precisamente en estos cafés donde el tango vivió sus mejores momentos y sus letras a menudo la nombran. En un café de esta calle debutó una vez la figura mayor del tango, Carlos Gardel, y sus restos descansan hoy en el cementerio de la Chacarita, justo donde, vaya coincidencia, desemboca la calle Corrientes.
Hoy, a causa de la modernización y la necesidad de adaptación a los tiempos que corren, ya no queda mucho de aquellos tiempos, aunque algunos bares todavía conservan el ambiente nostálgico, y en alguno que otro hasta puede verse bailar el tango...