Avenida 9 de Julio y Obelisco
La imagen de la Avenida 9 de Julio con el Obelisco constituye la postal de la ciudad que la identifica en todo el mundo.
Esta amplia avenida de 140 metros de ancho es considerada una de las más anchas del mundo. Lleva su nombre en homenaje al día de la declaración de la independencia argentina.
De sur a norte, conecta Plaza Constitución y el sur del Gran Buenos Aires con la Avenida Libertador, precisamente donde se destaca el edificio de la Embajada de Francia. El gobierno francés se habría opuesto a trasladar su embajada para la construcción de la avenida, y es por eso que el edificio resalta especialmente en el extremo norte.
La apertura de la Avenida 9 de Julio demandó la demolición de las viviendas construidas en las parcelas comprendidas entre las calles Cerrito y Pellegrini, es decir, una cuadra completa, que equivale a unos 110 metros. Cerrito y Pellegrini se consideran parte de la Avenida 9 de Julio, lo que da un ancho total de 140 metros. Se requieren unos minutos para atravezarla ya que hay semáforos y el tránsito es muy intenso. Sólo los fines de semana la avenida presenta otro panorama, silenciosa y casi desierta, cuando los porteños permanecen en casa o han salido de la ciudad.
La idea de abrir esta gran arteria surgió en 1911, en un momento cuando abundaban las ideas innovadoras en la ciudad, tras la visita del urbanista francés Bouvard, y luego de numerosas protestas, juicios y desalojos, en 1937 comenzaron las obras de demolición y construcción de la avenida.
En la Avenida 9 de Julio se destacan el Teatro Colón -su fachada este-, el edificio del Ministerio de Desarrollo Social en la intersección con calle Moreno -el único ubicado en medio de la avenida-, una estatua de Don Quijote, en el cruce con la Avenida de Mayo y, por supuesto, el famoso Obelisco.
A la altura de calle Corrientes y en intersección con la diagonal Norte se encuentra la Plaza de la República, cuyo centro ocupa el Obelisco, característica de la avenida 9 de Julio y de la ciudad. Es una estructura de hormigón hueco de 67 metros de altura, obra del arquitecto Alberto Prebisch, que fue inaugurado en 1936 en conmemoración del cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires (ver historia). Entonces fue muy criticado, al punto que se pensó en demolerlo, porque se lo suponía un elemento poco estético y de evidentes connotaciones freudianas...
Hoy es un símbolo de Buenos Aires, y nadie podría imaginar la Avenida 9 de Julio sin el Obelisco.
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