Primeras expediciones
La región que ocupa actualmente la ciudad de Río de janeiro fue descubierta el 1 de enero de 1502 por una expedición portuguesa al mando de
Gaspar de Lemos, quien creyendo haber llegado a la desembocadura de un gran río, bautizó la bahía con el nombre de Río de Janeiro, en portugués, "río de enero".
Sin embargo, fueron los franceses los primeros en establecerse en la región, y competían en el comercio maderero con los portugueses, quienes, a su vez, establecieron aserraderos en el lugar. Ante el temor de un avance portugués, los franceses respondieron en 1555 trayendo colonos a la región y fundando la Francia Antártica, una colonia en una pequeña isla.
Los portugueses atacaron la colonia y comenzaron la lucha para expulsar definitivamente a los franceses y afianzar sus derechos en la región, lucha que se extendió durante varios años.
La Fundación
Como respuesta a las intenciones francesas en la zona, el 1 de marzo de 1565,
Estacio de Sá funda la ciudad de San Sebastián de Río de Janeiro, en una zona llamada Urca. La ciudad tenía calles irregulares y respondía al estilo portugués medieval.
La expulsión de los franceses se hizo definitiva en 1567, así como el sometimiento de sus aliados, los indios tamoios. Dos meses después de la expulsión moría Estácio de Sá, a causa de una infección provocada por una flecha envenenada. Mem de Sá, tío del fundador, preocupado por la vulnerabilidad de la ciudad frente a la Bahía de Guanabara, decide trasladarla al lugar llamado luego Morro do Castelo (cerro del Castillo) y nombró gobernador de la ciudad a otro sobrino, Salvador Correia de Sá.
El Crecimiento
Con el gobierno de Salvador Correia de Sá en 1568 comenzó la que se llamó la "dinastía de los Correia de Sá", que gobernaría Río por 3 generaciones durante todo un siglo. La Isla del Gobernador lleva este nombre por haber sido un ingenio de azúcar de Salvador.
Debido a la posición estratégica de la ciudad en la Bahía de Guanabara, la población creció y se desarrolló como zona portuaria y comercial, gracias a la madera, la caña de azúcar y la pesca. En 1660, habitaban en Río 6000 indios, 750 portugueses y 100 negros.
A fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, el descubrimiento de metales, especialmente oro, en Minas Gerais, provocó que el Puerto de Río se convirtiera en el nexo de intercambio entre Europa y las minas: salían metales preciosos y entraban esclavos y productos terminados. Muchos europeos se instalaron en Río en la primera mitad del siglo XVIII. En 1710, la ciudad sufrió un ataque francés que la dejó resentida; no obstante se recuperó y, en 1763, desplazó a Salvador de Bahía y se transformó en sede del Gobierno General y ciudad más importante de la colonia.
La llegada de la realeza
El fin del siglo sorprendió a la ciudad con una gran crisis económica; otros países sudamericanos competían en el comercio de caña de azúcar y las minas estaban agotadas.
Sin embargo, la explotación del café y el advenimiento de la realeza en 1808, con el consiguiente traslado del gobierno de Portugal a la colonia, trajo nuevos impulsos a la ciudad, que comenzó a ver levantarse sus edificios más emblemáticos. La realeza construyó palacios, grandes iglesias y la ciudad recuperó su importancia como puerto y en el aspecto comercial.
Hacia la segunda mitad del siglo, la instalación de vías férreas trajo un nuevo impulso a la producción agrícola y de café, en tanto que se instalaban las primeras industrias en el centro, se iluminaba la ciudad con gas y circulaban transportes a tracción animal.
Las dos últimas décadas del siglo XIX fueron marcadas por la caida del poder monárquico, entre otras cosas, determinado por los problemas con los esclavos que reclamaban su liberación y el agotamiento de los suelos en la región del Vale de Paraiba, con la consiguiente caida de la producción. En 1888, la abolición de la esclavitud derivó en el retiro del apoyo de los dueños de los cafetales a la monarquía. En este contexto, tuvo lugar el 15 de noviembre un golpe militar y el establecimiento de la república, manteniendo a la ciudad como capital.
El siglo XX
La ciudad había crecido enormemente; a finales del siglo ya contaba con 800.000 habitantes y los problemas sanitarios, de empleo, vivienda, y las constantes epidemias de viruela, tuberculosis y fiebre amarilla azotaban la ciudad. En 1903, asumió la prefectura de la ciudad 1903 Francisco Pereira Passos, quien emprendió planes de saneamiento y embellecimiento de la ciudad con objeto de proyectar positivamente la ciudad frente al atraso y la miseria. Se abrieron avenidas, se crearon parques, se construyó un nuevo puerto y se demolieron viviendas insalubres desplazando a los pobres a los suburbios.
La ciudad conoció sus épocas de mayor esplendor entre 1920 y 1950; visitantes de todo el mundo venían a Río, atraidos por su imagen romántica, sus casinos y lujosos locales nocturnos.
En 1960, Río pierde su condición de ciudad capital en favor de Brasilia, en un intento gubernamental por descentralizar la actividad económica, cultural y de infraestructura concentrada en Río de Janeiro desde siempre.
La segunda mitad del siglo XX y el fin de la 2º Guerra Mundial dieron a Río su fisonomía de ciudad moderna. Los tranvías fueron reemplazados por automóviles, aparecieron los primeros rascacielos, las primeras autopistas, y se construyó el puente a Niteroi. El paso de una economía esencialmente agrícola a una de tipo industrial atrajo nuevas oleadas migratorias. Esta clase obrera de baja calificación se hacinó en barriadas pobres en las laderas de las colinas o en los alrededores de la ciudad, las "favelas", donde las condiciones sanitarias, de vivienda y seguridad eran casi nulas. La ciudad perdió brillo, opacado por estos contrastes de opulencia y miseria y los constantes enfrentamientos de la policía con los delincuentes y narcotraficantes.
Esta situación sólo comenzó a vislumbrar una posible solución luego de la conferencia ECO 92, conferencia sobre medio ambiente de la ONU, cuando se puso en marcha un programa de inversión que tiende a integrar estas zonas pobres a la ciudad proporcionando un sistema sanitario, construyendo hospitales, colegios, centros de recreación, etc. Es así como la imagen de la ciudad ha cambiado notablemente los últimos años.