Turismo en Buenos Aires
Buenos Aires conjuga la calidez de la época colonial, el refinado encanto de los estilos europeos y los modernos rascacielos que marcan el impulso de la ciudad hacia los tiempos modernos.
De la época colonial, sin duda el símbolo más visible y que logró sobrevivir a las muchas mutilaciones de que fue objeto es el edificio del Cabildo, frente a la Plaza de Mayo, la antigua Plaza Mayor colonial.
Pero lo que más marca a Buenos Aires y que le valió el apodo de "la París americana", es ese aire europeo que se percibe en el centro de la ciudad, esas mansiones al mejor estilo de los palacios de los nobles franceses, las amplias avenidas imitando los boulevards de París, las estatuas y fuentes dispersas por toda la ciudad, aunque muchas están descuidadas y parecen añorar épocas de oro...
De Europa también llegaron miles y miles de hombres y mujeres, italianos y españoles en su mayoría, que se establecieron en la zona del antiguo puerto, en el barrio de la Boca. Hoy, el popular barrio de casas coloridas y el emblemático "Caminito" es visita obligada para quien quiere conocer Buenos Aires.
En medio de toda esa fiebre europeizante nació el tango, ese baile sensual condenado por los puritanos, despreciado por la clase alta, pero defendido a muerte en los arrabales, tanto que se impuso en Europa antes de ser aceptado en su ciudad de origen.
Un día cantó en un café de la calle Corrientes quien llevaría el tango a su máxima expresión: Carlos Gardel. En el barrio de San Telmo se encuentran gran cantidad de casas de tango donde pueden tomarse lecciones de baile o simplemente ver bailar a los que saben.
La zona de Puerto Madero es la más nueva de la ciudad. Ofrece un ambiente agradable para una caminata por los diques o para disfrutar de una buena comida, de nivel internacional o la típica parrillada, en sus tantos locales gastronómicos, aunque hay que decir que no resulta económico.
Y para quienes disfrutan del aire libre, extensos y sombreados parques ofrecen alivio al agotador ritmo ciudadano... pero a no detenerse totalmente! La noche porteña espera, con sus siempre abundantes ofertas teatrales, sus cines y bares!
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