Monumento a los caidos en la I Guerra Mundial
Las comparaciones generalmente son odiosas, pero podría decirse que la Avenida da Liberdade es para Lisboa lo que los Campos Eliseos son para Paris. De hecho, la idea original en los tiempos de apertura del gran boulevard fue tomada de la célebre avenida parisina.
En un principio, cuando el Marqués de Pombal comenzara la reconstrucción de la Baixa, diseñó un distinguido paseo arbolado al norte de la actual Plaza de los Restauradores. A este espacio, más allá de lo que su nombre pueda dar a entender, podía acceder solamente la clase acomodada y estaba cercado con muros y rejas. Cuando en 1821 los liberales tomaron el poder el paseo fue abierto a todos.
La avenida como la vemos hoy fue abierta entre 1879 y 1882 y, al igual que su par francesa, fue generosamente arbolada y en torno a ella se construyeron palacetes y residencias señoriales. La avenida se transformó en centro de festejos y manifestaciones populares y fue cubierta de fuentes, estatuas y monumentos, entre ellos el dedicado a los caidos en la I Guerra Mundial.
Muchos de los antiguos edificios aún siguen en pie, a menudo convertidos en hoteles de lujo, resistiendo el embate de construcciones más modernas que albergan oficinas y hoteles. Entre los edificios antiguos más bonitos se destacan el neoclásico Cinema-Teatro Tivoli, inaugurado en 1924, la elegante Casa Lambertini, en el número 166, una preciosa residencia en el número 206, entre otros.
Aunque ya no se puede pasear con tanta tranquilidad como en otras épocas, transformado el antiguo paseo en una ajetreada y ruidosa avenida de 90 metros de ancho y diez carriles de circulación que se extiende hasta la Plaza Marqués de Pombal, todavía sigue siendo una zona distinguida para los lisboetas. En ella se instalan las grandes marcas de moda y empresas de nivel internacional.
Algunos hoteles en la Avenida da Liberdade