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Castillo de San Jorge
El Castillo de San Jorge es, junto a la Torre de Belem y el Mosteiro dos Jerónimos, uno de los monumentos más importantes y más queridos de Lisboa y uno de los sitios arqueológica e históricamente más relevantes de Portugal.
Un poco de historia
Dominando la Baixa desde una de las colinas más altas de la ciudad, la historia del castillo cuenta con más de ocho siglos. Excavaciones arqueológicas en el lugar dan cuenta de la existencia de un poblado fortificado ya en el siglo VI de nuestra era, pero la construcción del castillo propiamente dicho data de los siglos X y XI, cuando Al Uzbuna, tal como llamaban los moros a Olissipo, nuestra Lisboa, era una importante ciudad portuaria musulmana. La ciudad o medina se extendía en las laderas de la colina hasta alcanzar el río y parte de la misma estaba también protegida por una muralla.
La fortificación en la colina era, entonces, residencia de altos mandatarios y nobles, a la vez que centro militar.
En 1147, Afonso Henriquez, primer rey de Portugal, conquistó el castillo y la ciudad de los moros, quienes opusieron gran resistencia. La leyenda en torno a estos hechos enaltece la figura de un caballero llamado Martim Moniz quien al percatarse de que los moros cerraban la puerta del castillo para impedirles la entrada se interpuso, logrando así tomar el último reducto, hecho que le costó la vida. La puerta que se encuentra en la Praca Nova lleva su nombre evocando aquel legendario acontecimiento.
El rey Afonso Henriquez transformó la ciudadela fortificada en residencia real, pero fue desde mediados del siglo XIII, cuando Lisboa pasó a ser capital del reino, y hasta comienzos del siglo XVI cuando el castillo vivió su período de mayor esplendor: se restauraron antiguas dependencias y se agregaron nuevas, la corte se trasladó allí y se realizaban fiestas en las que se recibían ilustres personajes.
A finales del siglo XIV, luego de la guerra con Castilla y ya restablecida la paz, Joao I ensanchó las fosas en torno al castillo y lo puso bajo la protección de San Jorge, santo de los guerreros.
El castillo perdió progresivamente su función militar para dar paso a actividades cortesanas. Vasco da Gama fue recibido aquí por Manuel I tras regresar de las Indias y la primera obra de teatro protuguesa fue estrenada en el castillo: “Auto do Vaqueiro” de Gil Vicente, para conmemorar el nacimiento del príncipe Joao, futuro Joao III.
En 1511, Manuel I hizo construir un palacio más lujoso en la Baixa, el Paço da Ribeira, donde hoy es la Plaza de Comercio, y comenzó la decadencia del viejo castillo, afectado después por el terremoto de 1531. Los palacios y residencias nobles de Alfama fueron dando paso a viviendas más populares.
A partir de 1580 el castillo retomó su función militar y fue utilizado como prisión y depósito de armas. Tras el terremoto de 1755 gran parte se redujo a ruinas y no pudo reconstruirse casi nada. Se optó por edificar sobre los escombros.
El castillo fue declarado Monumento Nacional en 1910 y redescubierto a mediados del siglo XX. Los siguientes trabajos de restauración intentaron sacar a la luz estructuras sepultadas y devolverle al castillo su caracter e importancia históricos.
Qué visitar en el castillo
Se accede a la ciudadela amurallada a traves del Arco de San Jorge, y luego del pago de una entrada se puede recorrer libremente el sitio.
Entre los vestigios de la ciudadela destacan el castillo propiamente dicho, el Castelejo, con sus once torres, los restos de la Capilla Real, el Patio de Armas, las antiguas prisiones, la Praça Nova y la Puerta de Moniz. Desde lo alto de las torres, los jardines y terrazas se pueden admirar magníficas vistas de la ciudad.
En las salas Ojival, de las Columnas y de la Cisterna, edificadas sobre las ruinas del antiguo Palacio Real de la Alcazaba se desarrolla Olisipona, un espectáculo multimedial que relata la historia de Lisboa desde los primeros tiempos hasta el siglo XX.
En la Torre de Ulises, antiguo Archivo Real, llamada así en conmemoración del legendario fundador de Lisboa, está instalado el Periscopio, inventado por Da Vinci en el siglo XVI y único en Portugal, que permite observar la ciudad en 360º.
Al sur del castillo se extiende el minúsculo y encantador barrio de Santa Cruz do Castelo, que bien merece una vueltecita para deleitarse con sus callejuelas adoquinadas, fachadas descascaradas y macetas llenas de flores.
Dirección: Porta de Sao Jorge, Rua do Châo da Feira
Folleto con mapa y atracciones en el Castillo
Precio de la entrada y
Horarios de visita
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