Si pasearas por el Bairro Alto sin haber sido advertido, seguramente pasarías delante de esta sencilla iglesia sin darle importancia. Es que la blanca y simple fachada no tiene nada de monumental, tan diferente de otras imponentes iglesias en las que se puede casi adivinar lo que hay dentro. Pues aquí definitivamente hay que entrar...

Una ermita dedicada a San Roque se comenzó a construir en el año 1506, en un espacio por aquel tiempo fuera de la muralla que rodeaba la ciudad, junto a un cementerio donde se sepultaban los enfermos que morían de peste (se considera a San Roque como santo patrono de estos enfermos).
Al principio estuvo en manos de la Hermandad de San Roque y posteriormente, a partir de 1553, fue cedida a los jesuitas. La antigua ermita fue poco a poco ampliada y embellecida y aunque los jesuitas dedicaron el altar mayor a los santos de su devoción, como San Francisco Javier, San Francisco de Borja, Luis de Gonzaga y San Ignacio de Loyola, la iglesia mantuvo su denominación inicial. Cuando los jesuitas fueron expulsados de Portugal, la iglesia y sus dependencias fueron entregadas a la Santa Casa da Misericordia de Lisboa.

Cómo es el interior? Impresionante. Una capilla mayor al fondo y ocho capillas, dispuestas cuatro a cada lado y cubiertas en dorado, tallas de madera, mármoles y azulejos forman un conjunto impactante. El techo, sostenido por vigas de madera prusiana, es el único ejemplo que queda en Lisboa de los impresionantes techos pintados del período manierista.

Aunque son todas deslumbrantes, destaca la capilla de San Juan Bautista, considerada una obra de arte única de singular origen. Construida en Roma entre 1742 y 1747 por pedido de Joao V, fue armada para que el papa Benedicto XIV celebrara la misa en mayo de 1747. En septiembre fue desmontada totalmente, trasladada a Lisboa en tres barcos y armada nuevamente en su ubicación actual. La utilización de materiales preciosos fue una exigencia de la corte portuguesa: piedras preciosas (lapislázuli, ágata, mármol de Carrara, amatista, jade y otras), oro, plata, mosaicos, bronce, maderas finamente talladas y marfil.

El Museo de San Roque
Junto a la Iglesia de San Roque tiene sus dependencias este museo, cuya primera muestra pública tuvo lugar en 1905. Guarda valiosas colecciones de pintura, escultura, orfebrería, lámparas, relicarios y frentes de altares, de siglo XVI al XIX. Conserva también entre sus piezas más destacadas objetos del Tesoro de la Capilla de San Juan Bautista, que fueron realizados en Roma junto con la capilla. El museo fue cerrado por refacciones y ampliación y se prevé su reapertura a mediados de 2008.