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Monasterio de los Jeronimos
Con más de quinientos años de antigüedad, esta joya del estilo manuelino es uno de los monumentos más destacados de Portugal
Todo un monumento a la grandeza de la Era de los Descubrimientos, el Monasterio de Santa María de Belém, tal su nombre original, fue construido al regreso de Vasco da Gama de su histórica aventura marítima.
El dinero obtenido con el comercio de las especias impulsó al rey Manuel I a solicitar a la Santa Sede la autorización para la construcción de un gran monasterio a la entrada de Lisboa, en las márgenes del Tajo. Manuel I quería, en realidad, utilizarlo como panteón para la dinastía real Avis-Beja, por él iniciada.
Las obras comenzaron en 1501 y se extendieron durante todo el siglo XVI. Durante su construcción se sucedieron prestigiosos arquitectos: Diogo de Boitaca, João de Castilho, Diogo de Torralva y Jerónimo de Ruão son algunos de los que participaron en la obra.
Manuel I eligió a los monjes jerónimos para ocupar el monasterio, quienes tenían entre otras, la función de rezar por el rey y dar asistencia espiritual a los marinos y navegantes que partían al descubrimiento de nuevas tierras. La orden de los jerónimos se disolvió en 1833 y el monasterio quedó desocupado y fue incorporado a los bienes del Estado. Hasta 1940 funcionó allí la Casa Pia de Lisboa, institución solidaria destinada a los niños.
Además de los mausoleos reales, también tienen sepultura aquí importantes personalidades de la historia de Portugal.
Visita del monasterio
El impresionante conjunto, cuya fachada se extiende más de 300 metros, sufrió en el siglo XIX una serie de transformaciones, luego de una de las cuales el sector de los dormitorios pasó a ser la sede del Museo de Antropología.
El portal sur es el centro visual de la fachada que corre paralela al río. Nuestra Señora de Belém es la figura central en la suntuosa decoración, rodeada de una multitud de profetas, apóstoles y santos. Se reproducen escenas de la vida de San Jerónimo, y el Arcángel San Miguel domina el conjunto desde lo alto. Aunque ricamente decorada esta es sólo una puerta lateral.
La puerta principal se encuentra al oeste. Sobre ella hay escenas del nacimiento de Cristo, a la izquierda esculturas del rey Manuel I y San Jerónimo y a la derecha, de su segunda esposa, la reina María, y San Juan Bautista. Por ella se accede a la nave de la Iglesia de Santa María de Belém, en la cual destacan delgadas columnas que sostienen una impresionante bóveda nervada de 29 x 19 metros sin apoyatura central. A cada lado de la nave se encuentran las tumbas de Vasco da Gama y del poeta Luis de Camões.
Claustros del Monasterio de los Jerónimos
Al otro extremo de la nave se encuentra la capilla mayor, construida en 1572, donde se encuentra el panteón real. Los restos de Manuel I y su segunda esposa, la reina María, y Joao III, su hijo, con su esposa, Catalina de Austria, descansan aquí junto a todos sus hijos. La tumba de Sebastián I está vacía; el joven rey nunca regresó de la batalla de Alcazarquivir... Llaman la atención un extravagante mausoleo sostenido por elefantes y las pinturas con escenas de la Pasión de Cristo y la Adoración de los Magos, obras de Lourenço de Salzedo.
Los claustros estaban destinados al aislamiento y la oración. De forma cuadrangular y dispuesto en dos plantas, está completamente decorado con motivos manuelinos: esferas armilares, cuerdas marineras, cruces de la Orden de Cristo, imágenes religiosas. Desde 1985 se encuentra en el ala norte la tumba del poeta Fernando Pessoa.
En el refectorio, adosado a la cara oeste del claustro, pueden admirarse una serie de azulejos con escenas del Antiguo y Nuevo Testamento que decoran la parte inferior de las paredes, bajo unos gruesos cordones de piedra. Hacia el este se accede a la Sala Capitular, donde se encuentra la tumba del notable historiador portugués Alexandre Herculano, y a la amplia Sacristía abovedada, decorada con cuadros representando escenas de la vida de San Jerónimo que datan de principios del siglo XVII.
Entre la nave de la iglesia y los claustros estaban las puertas de doce confesionarios. El monje, que llegaba desde el claustro y el penitente, que entraba por la iglesia, estaban separados por grillas de hierro. De esta forma se aseguraba la asistencia de la confesión a los marineros y peregrinos.
Por el piso superior de los claustros se accedía al coro alto de la iglesia, donde los monjes debían permanecer 7 horas diarias dedicándose a la oración, los cánticos y los oficios religiosos. Aquí destacan especialmente los trabajos en madera tallada.
Dirección: Praça do Império
Horarios de visita:
De Octubre a Abril: De 10 a 17 hs.
De mayo a Septiembre: De 10 a 18 hs.
Cerrado lunes y feriados nacionales: 1 Enero, Domingo Pascua, 1º Mayo y 25 Diciembre
Precio de la entrada: (gratuita a la iglesia)
General: 4,50€ para claustro y dependencias.
Jóvenes entre 15 y 25 años: 2,25€
Menores de 15 años: Gratuita
Gratuita para público en general los domingos y feriados hasta las 14 hs.
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