El Museo-Escuela de Artes Decorativas Portuguesas ocupa una antigua residencia palaciega de Alfama que perteneció a Ricardo do Espirito Santo Silva, un rico banquero y coleccionista de arte.

Espirito Santo Silva nació en el año 1900 en el seno de una familia acomodada de Lisboa relacionada con las actividades bancarias. En su afición por las artes reunió durante muchos años una importante y variada colección de objetos. En 1947 adquirió un viejo palacio conocido como palacio Azurara con la idea de restaurarlo al estilo de las residencias aristocráticas del siglo XVIII, decorándolo con las piezas de su colección.
En 1953, dos años antes de su muerte, decidió donar al estado el palacio y su colección completa en la idea de crear un museo, dando origen a una fundación que lleva su nombre para la gestión y mantenimiento.

En las colecciones que exhibe el museo destaca especialmente la de mobiliario, quizás la más completa de Portugal, con piezas representativas de los siglos XVI al XVIII. Consiste en alrededor de 330 obras escogidas con exquisito gusto por su propietario y dispuestas en el palacio de modo de dar la sensación de "casa habitada", donde sucesivas generaciones fueron dejando su huella.

Los azulejos han acompañado la vida cotidiana de los portugueses desde hace siglos, tanto utilizados en el suelo como en revestimiento de paredes, y en el museo pueden apreciarse algunos paneles que ya existían en el palacio y otros que fueron recuperados de otros edificios.

Una gran cantidad de recipientes, ánforas, platos y pequeñas esculturas en cerámica portuguesa, así como objetos de porcelana china fabricados especialmente para nobles portugueses y más de 160 piezas de orfebrería y platería completan la refinada decoración del palacio. Y como en toda casa de nobles hidalgos, no podían faltar las pinturas, tanto de pintores portugueses (Gregório Lopes, Mestre da Lourinhã, Vieira Lusitano) como de extranjeros que dejaron su obra en Portugal (Pierre Antoine Quillard, Jean Pillement, Alexandre Jean Noel, Nicolas Delerive).

En materia de textiles, destacan especialmente por la cantidad y variedad de piezas los tapices de Arraiolos (uno de ellos fue la primera pieza de la colección de Espirito Santo Silva, adquirida cuando sólo contaba con 16 años) y colchas y paños bordados con motivos orientales. La joya de la colección es una tapicería franco-flamenca tejida en el siglo XVI, llamada "Cortejo con jirafas", y destacan de forma especial dos ejemplares de tapices orientales, probablemente de manufactura indo-persa.

Las oficinas de la fundación han sido desde su origen un espacio para la formación de artesanos y su perfeccionamiento, de allí su caracter de museo-escuela. Con la finalidad de proteger las artes decorativas portuguesas, mantener las tradiciones y desarrollar el gusto del público por las artes, la fundación dirige dos escuelas: la Escuela Superior de Artes Decorativas y el Instituto de Artes y Oficios.

Por otra parte, una centena de artesanos altamente calificados, cuyo prestigio es altamente reconocido dentro y fuera de Portugal, trabajan en talleres ocupados en diferentes áreas, tales como conservación de maderas, restauración de libros y tapicerías, laminaje en oro, limpieza y conservación de metales, porcelanas y cerámicas, entre otras.
Entre los principales trabajos encomendados a estos artesanos destacan la ejecución de piezas de mobiliario y decoración para embajadas portuguesas en diferentes paises y para la sede presidencial portuguesa en el Palacio de Belem, así como la reconstitución de una biblioteca en el Palacio de Versalles (luego de un incendio en 1964) y encuadernaciones de libros de la Biblioteca Nacional de Francia. Entre las obras privadas figuran trabajos para numerosas instituciones bancarias, así como la decoración del Palacio de Seteais en Sintra y el Hotel Ritz de Lisboa, entre otros.