El Cabo da Roca es un sobrecogedor mirador de la costa portuguesa frente al Océano Atlántico, situado a sólo 40 km. al oeste de Lisboa y a unos 18 km de Sintra. El principal atractivo de este lugar es que está ubicado en el punto más occidental del continente europeo. Los geógrafos y amantes de los números precisan las coordenadas exactas en 38º47' latitud Norte y 9º30' longitud oeste... el poeta Luis de Çamoes prefirió decir "Aquí... onde a terra se acaba e o mar comença", en su celebrada obra Os Lusíadas.

Placa en el monolito indicando que estamos en el punto más occidental del continente europeo

Como para conformar tanto a los más racionales como a los románticos, una placa con ambas inscripciones en un monolito de piedra indica a los visitantes la particularidad del lugar. Para quienes gustan de este tipo de recuerdos hay una tienda para turistas donde se puede obtener un certificado que acredita haber llegado hasta el "fin del mundo" de otros tiempos. Y es cierto que de pie frente a la inmensidad del mar se puede comprender que creyeran que la tierra acababa allí, que nunca imaginaran que América estaba del otro lado...

Un pintoresco faro contribuye a aumentar la cuota de magia. Este faro, de 22 metros de altura, fue el tercero instalado en la costa portuguesa y comenzó a operar en 1772. Actualmente sigue en funcionamiento, asegurando la señalización marítima entre Cabo da Roca y Ericeira, un tradicional poblado de pescadores que se encuentra hacia el norte.

Más allá de la especial característica geográfica, el paisaje de la costa acantilada es fantástico; es la Sierra de Sintra que se hunde abruptamente en el mar en un salto de unos 140 metros. La vegetación agreste, con especies raras y algunas amenazadas de extinción, y el viento casi permanente no impiden, sin embargo, que muchas aves elijan el lugar para anidar, alejadas de los predadores.

El mar salvaje, el viento y las formas rocosas particulares alimentaron desde siempre la imaginación e inspiraron leyendas en el Cabo da Roca; entre ellas tal vez la más popular sea la de la Pedra da Ursa, un enorme peñasco que da nombre a una pequeña playa escondida en los acantilados, a unos cientos de metros del mirador.
La leyenda cuenta que hace miles y miles de años, cuando los hielos glaciales cubrían la región, los osos polares vagaban por aquí buscando alimento. Cuando los hielos comenzaron a retirarse, los dioses indicaron a los animales que se retiraran también. Todos obedecieron, excepto una madre osa con sus críos, que se negaba a dejar el lugar en donde había nacido... Los dioses interpretaron su negativa como una afrenta, y para castigarla la convirtieron en una gran roca, la Pedra da Ursa, y las rocas más pequeñas que la rodean son sus crías.