El Teatro Nacional abrió sus puertas el 13 de abril de 1846, en el marco de la conmemoración del cumpleaños número 27 de Doña María, hija de Pedro IV, entonces futuro rey de Portugal y primer emperador de Brasil, cuya estatua ocupa el centro de la Plaza del Rossio.

La creación del teatro surgió en un marco político especial, luego de la revolución en 1836 y la llegada al gobierno de Passos Manuel, tarea que encomendó al escritor y político Almeida Garrett.
El lugar elegido fue la cara norte de la Plaza del Rossio, que por entonces exhibía las ruinas del antiguo Palacio de Estaus. Erigido cuatro siglos antes como residencia para los nobles de visita en Lisboa, a partir de 1536 el Palacio de Estaus pasó a ser sede de la Inquisición portuguesa. Entre las personalidades más reconocidas que pasaron por su tribunal y sus prisiones se encuentran el poeta Bocage y el dramaturgo António José da Silva, entre muchos otros.
El viejo palacio sobrevivió al terremoto de 1755 para ser destruido por un incendio en 1836, quince años después de la abolición de la Inquisición en Portugal.

El proyecto para la contrucción del flamante teatro recayó en manos del italiano Fortunato Lodi. Representativo del estilo neoclásico influenciado por el palladianismo, en la fachada destaca un gran pórtico con seis columnas jónicas, que fueron traidas de un antiguo convento, sosteniendo un frontón triangular con relieves representando Apolo y las Musas.
En lo alto del frontón fue erigida una estatua de Gil Vicente, considerado el padre del teatro portugués. Paradójicamente, muchas de las obras de su autoría habían sido censuradas por la Inquisición...

En 1964 un voraz incendio destruyó gran parte del edificio, que fue reconstruido al original para reabrir sus puertas en 1978. Siendo uno de los más prestigiosos teatros a nivel nacional, han pasado por su escenario numerosas figuras reconocidas de la escena portuguesa, aunque la actividad del teatro también incluye representaciones internacionales.

Sitio oficial del Teatro Nacional Doña María II