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Castillo de Krivoklat
Hrad Křivoklát
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El antiguo Castillo de Krivoklat es uno de los más antiguos y remarcables castillos de la Bohemia Central, enclavado en una zona boscosa protegida.
A tan sólo unos 30 km. al oeste de Praga, una gran área boscosa de 628 km2 se extiende a ambos lados del río Berounka, declarada Area de paisaje protegido por la UNESCO en 1978. La zona no sólo es un único y rico mosaico de especies, sino también una importante zona de hallazgos geológicos. El poblado de Skryje, junto al río, se hizo famoso a mediados del siglo XIX cuando el geólogo francés Joachim Barrande descubrió depósitos de fósiles de fauna paleozoica (trilobites en especial). Barrande se instaló en la región de Bohemia y entre 1840 y 1850 se dedicó a colectar fósiles de alrededor de 3500 especies, publicando en 1852 su Sistema silúrico de la Bohemia Central, el primer volumen de una serie de más de veinte que describirían al detalle sus hallazgos en la zona.
Seguramente la región debió ser muy atractiva también para los premyslidas, miembros de la dinastía fundadora de Praga. Las leyendas cuentan que uno de ellos, el príncipe Bretislao, regresaba de un día de caza en la región cuando fue atacado y malherido por encargo de una familia enemiga. Al morir luego de dos días de agonía, la gente construyó una capilla en el lugar del ataque.
Sin embargo, aquel violento hecho no ahuyentó a los premyslidas de la zona. En el siglo XII el rey Otakar I decidió la construcción del primer castillo, que los sucesivos soberanos se ocuparon de agrandar y embellecer.
Muchas historias, algunas románticas y otras truculentas, guardan los viejos muros del castillo de Krivoklat. El entonces futuro emperador Carlos IV habría pasado parte de su infancia aquí, entre 1319 y 1323, adonde regresó ocho años después, ya casado con Blanca de Valois, para que naciera su primogénita, Margarita. Se dice que el emperador hacía atrapar ruiseñores en todo el reino para soltarlos luego en los bosques cercanos al castillo; él esperaba que alegraran con su canto a su esposa, que sentía melancolía por su Francia natal. Con el tiempo, el Castillo de Karlstein sería el preferido de Carlos IV.
Durante el reinado de los Habsburgo, el castillo sirvió también como prisión. El obispo protestante Jan Augusta fue encarcelado allí en 1548, pasando los siguientes dieciseis años en la temida prisión de Krivoklat.
Paralelamente, entre 1559 y 1564, el castillo fue escenario del amor entre Fernando II, archiduque de Austria y Tirol, con Filipina Welser. Ambos contrajeron matrimonio secretamente en 1557, puesto que, aunque Filipina pertenecía a una poderosa familia patricia, no era más que una plebeya. Su unión fue aceptada en 1559 a condición de ser mantenida en la mayor discreción.
En 1591, el alquimista inglés Edward Kelley fue huésped forzado del castillo, encarcelado por el excéntrico emperador Rodolfo II, quien, cansado de esperar resultados del charlatán, pensaba que preso por fin se pondría a trabajar para convertir el plomo en oro...
Un primer incendio dañó seriamente el castillo en 1422, para ser reconstruido recién en 1471 por el rey Vladislao Jagellón. En esta época el castillo tomó su fisonomía actual. Otros incendios lo afectaron en 1597, 1643 y 1826, que casi lo destruyeron totalmente. En 1686, Ernst Josef von Wallenstein adquirió las ruinas y toda la región circundante. Por el casamiento de su nieta con Josef Wilhelm von Fürstenberg el castillo pasó a manos de esta familia. Los Fürstenberg se ocuparon de la restauración del castillo y del cuidado de los bosques circundantes, que conocieron entonces su época de mayor esplendor.
En 1929 el estado checo compró la propiedad convirtiendo el castillo en museo. Las dependencias, dispuestas en torno a un gran patio, tienen como atractivos principales la restaurada capilla de la Santísima Trinidad, los salones reales con exhibiciones de pinturas y esculturas góticas y la biblioteca del castillo que guarda alrededor de 52 mil ejemplares. De sus tiempos como prisión se conservan las cámaras y elementos de tortura. En la gran torre se exhiben trofeos de caza y desde sus 42 metros de altura se pueden admirar los alrededores.
Poseedores de una atmósfera mágica y misteriosa, los bosques de Krivoklat han servido de inspiración a muchos escritores y cineastas. La versión de Tristán e Isolda del año 2006 fue, en parte, filmada en estos bosques checos. El Secreto de los hermanos Grimm, del año 2005, fue rodada en el castillo de Krivoklat y en Kutna Hora.
Distancia de Praga: Alrededor de 40 km.
Sitio oficial: www.krivoklat.cz
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