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Las Joyas de la Corona Checa
České korunovační klenoty
Mientras que el Castillo de Praga ocupa el primer lugar en la lista del patrimonio cultural del país, el segundo pertenece a las Joyas de la Corona, que son celosamente guardadas dentro del castillo, en la Catedral de San Vito y más precisamente en una cámara a la que se accede por la Capilla de San Wenceslao.
Este conjunto de joyas sólo pueden ser exhibidas dentro del área del castillo, lo cual pasa muy rara vez y por exclusiva decisión presidencial; en el siglo pasado sólo ocurrió nueve veces, la última en 1998 conmemorando el 80º aniversario de la independencia del país.
Sin exagerar, la cámara que guarda las joyas es la más segura de todo el castillo; la puerta tiene siete llaves, cada una en poder de una persona diferente: el presidente del país, el Primer Ministro, el Arzobispo de Praga, los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, el diácono de la Catedral y el alcalde de Praga. Sólo por común acuerdo de los siete la cámara y el cofre pueden ser abiertos.
El tema de las siete llaves no es paranoia ni un capricho sino una tradición establecida por Leopoldo II en 1791, cuando accedió a regresar las joyas a Praga desde Viena, adonde habían sido llevadas por seguridad. El valor de estas joyas es incalculable en sí mismo; su gran significado histórico no podría jamás ser expresado en términos de dinero.
¿Pero en qué consiste tan preciado tesoro?
El conjunto incluye especialmente la corona de San Wenceslao con su cofre y su cojín, el Cetro Real y su cofre, el Orbe Real y su cofre y el Manto de Coronación, así como otras piezas menores pero también de gran interés.
La Corona de San Wencelao
La pieza más importante del grupo es esta corona mandada realizar para su coronación por Carlos IV en 1347, y consagrada inmediatamente después por él mismo a San Wenceslao, el primer santo patrono del país. Desde entonces fue la corona utilizada en cada ceremonia de asunción de un nuevo rey. Está hecha de oro puro de 21-22 carats y decorada con piedras preciosas y perlas, que incluyen 19 zafiros, 44 espinelas, un rubí, 30 esmeraldas y 20 perlas. Pesa alrededor de 2,5 kilos y mide unos 19 cm. de altura.
Durante el reinado de Wenceslao IV, hijo de Carlos, la corona fue guardada en el Castillo de Karlstein, que supuso más seguro debido a las ambiciosas luchas internas por el poder en el Castillo de Praga. Especialmente en el turbulento siglo XVII, las joyas cambiaron varias veces de lugar, llegando incluso a ser trasladadas a Ceske Budejovice. Durante el reinado de los Habsburgo su destino fue Viena. Pero donde fuera que se encontraran, siempre que se coronaba un nuevo rey la corona debía volver siempre al Castillo de Praga.
El Cetro y el Orbe Real
Estos objetos no son tan antiguos como la corona; se cree que fueron realizados durante el reinado de Fernando II , coronado rey en 1527 y emperador en 1556. Ambos elementos son de oro puro.
El cetro mide 67 cm y pesa algo más de un kilo. Al igual que la corona piedras preciosas y perlas forman parte de la decoración, así como tallas en forma de hojas y flores.
El Orbe (esfera rematada con una cruz) pesa casi 800 gr. y también está ricamente decorado con piedras y escenas bíblicas en relieve: David y Goliath y la Creación del Mundo.
El Manto de Coronación
Esta capa semicircular de 3,12 metros de ancho y 2,36 metros de largo fue realizada en seda entretejida con hilos de oro y enteramente bordeada en piel de armiño, que por su rareza era considerada una piel para vestir sólo reyes.
El último rey en lucir el precioso atuendo y portar las joyas de la corona fue Fernando V, coronado en 1836. Desde entonces el precioso conjunto sólo conserva un alto significado artístico-histórico.
Las imágenes pertenecen al sitio oficial del Castillo de Praga: www.hrad.cz
Ver también:
- Catedral de San Vito
- Leyendas del campanario de la catedral
- La Capilla de San Wenceslao en detalle
Qué ver en el Castillo de Praga:
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