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El Palacio del Arzobispo
Arcibiskupský palác
Fachada rococó del Palacio del Arzobispo sobre la plaza Hradcanské
Este bello palacio ocupa parte de la cara norte de la plaza Hradcanské, junto a la entrada del Castillo de Praga.
Luego de que una multitud de furiosos husitas quemaran el palacio del Obispo en Mala Strana en 1420, durante los enfrentamientos entre los católicos y los protestantes seguidores de Jan Hus, el rey habsburgo Fernando I decidió construir un nuevo e imponente palacio en la plaza, cerca del castillo. Aunque fue el primer palacio construido en estilo renacentista, más tarde fue reconstruido en barroco y ya en el siglo XVIII, en estilo rococó, que es el que vemos en la actualidad.
El palacio ha sido sede del Arzobispado de Praga desde 1562. Consiste en un edificio muy grande, con cuatro alas y cuatro patios. La hermosa fachada fue decorada por Ignac Frantisek Platzer y capta inmediatamente la atención. En sus espléndidos interiores, donde abundan las maderas talladas, estucos rococó, candelabros y valiosos objetos de cristal y porcelana, destacan el Salón del Trono y su valiosa colección de tapicería francesa, y el Salón comedor, con una galería de retratos de arzobispos de Praga.
La Capilla de San Juan Bautista data del año 1599 y fue decorada con estucos y pinturas de Daniel Alexius de Kvetna. Sin embargo, una vieja leyenda de las tantas que abundan en Praga, cuenta otra cosa.
Se dice que el altar principal de la capilla fue decorado con hermosos frescos representando la Crucifixión, obra de un artista italiano desconocido. Este pintor se esforzaba mucho para lograr el encargo del arzobispo a la perfección, y no estaba conforme con el rostro de Cristo muriendo en la cruz.
Entonces tuvo una idea: fue al Puente Carlos y le pidió a un mendigo que le sirviera como modelo. Luego lo ató en la cruz de modo que el mendigo sintiera dolor y poder captar su imagen. Pero su rostro aún no mostraba un gran sufrimiento; el pintor se enojó tanto que hirió el corazón del mendigo con una daga. Finalmente logró así la cara retorcida por el dolor que tanto buscaba y la pintó rápidamente antes de que el mendigo muriera...
Quienes vieron la pintura no pudieron negar que era perfecta, pero costó dos vidas; el pintor enloqueció después de lo que hizo y se quitó la vida arrojándose al vacío desde un despeñadero.
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