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El Palacio Cernín
Černínský Palác
Imponente fachada del Palacio Cernín sobre la plaza Loretanská
Dejando la plaza del castillo o Hradcanské por su extremo oeste y remontando la calle Loretanská se llega a Loretanské Namestí, una plaza de forma alargada que se llama así por la famosa iglesia del Loreto que se encuentra aquí; la otra cara de esta larga plaza es totalmente dominada por una fachada uniforme e imponente de 134 metros de largo: el Palacio Cernín.
Fue el conde Humprecht Jan Czernin de Chudenice quien, al igual que otros nobles, tuvo la idea de construir su propio edificio cerca del Castillo de Praga. Mientras trabajaba y vivía en Venecia como embajador, trataba de encontrar un arquitecto con una idea que le satisficiera para encarar el proyecto, que enfrentaba la dificultad del terreno que el conde había adquirido: un lote de superficie muy irregular de 250 metros de largo por 60 metros de ancho.
Aunque muchos arquitectos cuestionaban sus ideas, diciendo que no podían imaginar un palacio de tales dimensiones en el lugar elegido, el conde insistió en su demanda, hasta que en 1667 el arquitecto italiano Francesco Caratti le presentó su proyecto: un palacio monumental de 134,4 metros de fachada. El conde estuvo de acuerdo y las obras comenzaron en 1669.
Aunque es considerado aún hoy una joya de la arquitectura barroca de Praga, en su momento el emperador Leopoldo, de visita en la obra, habría opinado que era un enorme granero, comentario que los Cernín no le perdonaron por años...
El conde falleció en 1682 y sus herederos contrataron diferentes arquitectos para continuar las obras, aunque pasó mucho tiempo antes de que el palacio se terminara. Ciertos detalles en los interiores, frescos y estucos, estatuas y chimeneas de mármol, sólo fueron completados en 1820.
Durante el siglo XVIII, el palacio era una gran atracción para praguenses y viajeros que pasaban por la zona sólo para admirarlo.
Por entonces, el conde Czernin tenía fama de ser un hombre inmensamente rico y buena parte de su fortuna fue invertida en decorar el palacio. Era famosa su galería de pintura, que se dice llegó a contar con 1300 pinturas de maestros italianos, alemanes, holandeses y de Bohemia.
Pero no todo fue gloria para el Palacio Cernín; en 1742 fue ocupado por las tropas francesas y sufrió los bombardeos de los prusianos que lo dañaron seriamente. El palacio fue hospital militar y albergue para familias pobres durante décadas; no contando el conde Cernín con dinero suficiente para mantener el edificio decidió alquilar habitaciones del palacio.
En 1851, el palacio fue transferido al ejército, que entre 1855 y 1856 emprendió grandes reformas en el edificio que destruyeron gran parte de la decoración y, en nombre de la practicidad, transformaron los bellos salones en cocinas, dormitorios militares y cuartos de baño.
Recién en 1920 el ejército abandonó el edificio y en 1923 el gobierno checoslovaco decidió instalar el Ministerio de Relaciones Exteriores allí. Entre 1929 y 1934, el arquitecto Pavel Janák reconstruyó el palacio según el diseño original de Caratti.
Durante la II Guerra Mundial fue ocupado por los nazis, quienes lo convirtieron en una suerte de refugio antibombas estropeando todo el trabajo realizado previamente. Cuando en 1945 se recomenzaron los trabajos de recuperación, se encontró un juego de llaves con números escritos en caracteres góticos; eran las llaves que se habían perdido durante la guerra del cuarto donde estaban guardadas las Joyas de la Corona Checa.
Otro hecho trágico en la historia reciente del palacio tiene que ver con el hijo del primer presidente checoslovaco, Tomas Garrigue Masaryk. Jan Masaryk, que era por entonces ministro de Relaciones Exteriores, murió al caer desde el piso superior del palacio en 1948, luego del Golpe Comunista, sin que hasta el día de hoy se sepa con certeza si fue suicidio u homicidio.
El Palacio Cernín continuó siendo la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, siendo visitado por importantes personalidades de todo el mundo. Sólo en ocasiones especiales es abierto al público.
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