Sidney
Allá por 1788, once navíos partieron desde la Gran Bretaña con una misión muy especial y un no menos particular cargamento: 457 hombres y mujeres condenados por delitos comunes. El destino: la costa este de la isla de Australia.
Una vez allí, estas personas obtendrían su libertad, y algunos de ellos decidieron asentarse en una zona donde el mar se adentraba en la isla; así nació Sidney.
Hoy, con sus cuatro millones de habitantes, la ciudad de Sidney aparece, vista desde el mar, como una imponente línea de rascacielos, con un puerto excepcional y el emblemático edificio de la Opera, construido sobre una banda de tierra que penetra muy adentro en el mar.
|